
Ha sido un viaje maravilloso, durante 15 días, por unos lugares de una belleza y un misterio especial, y además he conocido a gente estupenda y con un mismo objetivo común: Disfrutar del viaje en todos los sentidos. Los pormenores que hayan podido ocurrir hoy son simples anécdotas.
Salimos desde Madrid, dirección el Cairo, haciendo escala en Lisboa, lo cual nos retrasó bastante, ya que íbamos en dirección contraria, fueron casi 3 horas de tardanza. Llegábamos al hotel Mena House, en Gizeh, sobre las 4:00 AM.
Habiendo dormido muy poco, empezamos ya con nuestro primer contacto en el Cairo: El Museo Egipcio, donde recorrimos sus impresionantes salas repletas de estatuas, momias, sarcófagos, el famoso tesoro de Tutankamón, descubierto por Howard Carter, … Después visitamos la Fortaleza de Saladino, famoso por sus guerras contra los Cruzados, donde se encuentra la Mezquita de Alabastro, un edificio de una increíble belleza, al cual pudimos acceder, descalzándonos como exige la religión musulmana y cubriéndose los hombros y piernas las mujeres. La comida la teníamos en un restaurante flotante, que nos dio un paseo por el Nilo mientras deleitábamos nuestra comida. Los barcos que hacen la travesía por el Nilo me recordaron a los que antiguamente iban por el Misisipi.
Ya por la tarde estuvimos en el famoso mercado Khan el Khalili, donde perderse por sus calles es toda una aventura, te venden de todo y si quieres comprar algo tienes que entrar en el milenario rito del regateo. Al día siguiente estuvimos en la Meseta de Ghizeh, donde pudimos visitar el interior de las tres pirámides: Keops, Kefrén y Micerino, gracias a un permiso especial, ya que Kefrén se encuentra en obras. El interior de una pirámide es impresionante, es toda una obra de arquitectura realizada con una perfección milimétrica. La Gran Pirámide (Keops) me causó una sensación especial, el poder estar en la Cámara llamada del Rey y en la Cámara subterránea del Caos, donde las brújulas se desvían cambiando el norte.
Después visitamos La Esfinge y el templo asociado a ella, además de una Mastaba, creo recordar que de Merichen (se pronuncia así pero no recuerdo como se escribe). Después de un buen descanso y un desayuno copioso nos fuimos al desierto a visitar otras pirámides interesantes. La jornada era dura por el calor. Visitamos en Meidum, cerca del oasis Al-Fayum, La Falsa Pirámide de Snefru, en Dhasur las pirámides Roja y Acodada también de Snefru y vimos a lo lejos la perteneciente a Amenemhet III. En el área de Saqqarah visitamos la Pirámide Escalonada de Zoser y los templos circundantes. También pudimos ver la Mastaba de Ptah-Hotep con una serie de magníficos bajorelieves.
En nuestro quinto día fuimos a Suez a embarcar en el Regina Maris, no pudimos visitar la ciudad por motivos burocráticos relativos al pasaporte. Al anochecer partimos en dirección al Golfo de Aqaba. El día siguiente fue de descanso, navegamos todo el día por el Mar Rojo, rodeamos la Península del Sinaí y por la noche seguimos navegando hasta que llegamos al puerto de Eilat (Israel). Ya en Eilat cogimos un autobús y nos dirigimos a Jerusalén a cuatro horas desde el puerto, paramos en Quumram y en el Mar Muerto para darnos un baño, donde es imposible hundirse por la gran concentración de sal, y famoso además por los baños de arcilla que curan enfermedades cutáneas.
En Jerusalén vimos el Santo Sepulcro, caminamos por Vía Dolorosa el camino que hizo Jesús con la cruz hasta que llegó al Calvario y estuvimos en el Monte de los Olivos desde donde hay unas vistas espléndidas de Jerusalén. Pasamos a Belén (Palestina) y estuvimos en la Iglesia de la Natividad, donde se dice que nació Jesús. En nuestro octavo día hicimos una de las excursiones mas bonitas, ya que fuimos a la ciudad de Aqaba (Jordania) y desde allí nos dirigimos en autobús a la ciudad excavada en la roca de Petra, donde los paisajes multicolores cambian según la hora del día. Una obra realizada por el pueblo nabateo y la naturaleza ya que el Siq (desfiladero), única entrada al lugar, está erosionada por las aguas y ha creado maravillas arquitectónicas.
El día siguiente nos dirigimos en barco a la península del Sinaí, en concreto a Sharm ash-Sheij, donde estuvimos buceando en la zona de Ras Muhammad. Allí la barrera coralina es espectacular y la fauna y flora submarina es de una belleza sin igual, lástima que no disponía de una cámara submarina. Por la tarde nos dirigimos rumbo a Safaga (Egipto) donde acababa nuestro crucero por el Mar Rojo. Ya en nuestro décimo día fuimos a Luxor, donde nos alojamos en un hotel extraordinario a la orilla del Nilo, en el Mövenpick, donde el ver atardecer era todo un rito. La tarde la tuvimos libre y algunos nos fuimos a Luxor a conocer la ciudad e ir al mercado, donde los colores y olores embriagan el ambiente con los aromas a especias.
La excursión del día siguiente se desarrolló por dos templos muy bellos: Karnak (de día) y Luxor (de noche) con sus salas hipóstilas llenas de columnas, sus obeliscos, sus estatuas, sus templos, capillas, el lago sagrado, … Una de las visitas mas esperadas para mí, fue la que realizamos al día siguiente, ya que pude visitar la tumba de la Reina Nefertari, esposa favorita de Ramses II, en el Valle de las Reinas, solo fueron 10 minutos por los que pagué 30$, pero para mí mereció la pena ya que es mi reina preferida y la tumba es de las más bonitas por sus dibujos. También vimos un par de tumbas mas, la de la reina Thiti y la del príncipe Amonher-Khepchef.
Ese mismo día fuimos al templo de la reina Hatshepshut en Deir el-Bahari, el Valle de los Reyes donde visitamos las tumbas de Ramses III, VI y IX y los Colosos de Mennon. Por la noche hicimos una excursión opcional, que jamás olvidaré, ya que la magia de la luz y el sonido me envolvió en un sueño del que no quise despertar, me refiero al espectáculo de luz y sonido de Karnak, que pudimos oír en castellano. Ya en nuestro decimotercer día hicimos nuestra última excursión al templo de Seti I en Ábidos, donde también se encuentra el santuario dedicado a Osiris, y al templo de Hathor en Dendera, donde se encuentra el famoso zodiaco de Dendera.
El penúltimo día lo dedicamos a comprar recuerdos en el mercado de Luxor y el último a viajar de regreso a España, con escala en el Cairo. Al llegar al aeropuerto de Barajas en Madrid la emoción que nos embargó al despedirnos fue muy grande, ya que cada uno tenía que volver a su lugar de origen: Canarias, Barcelona, Valencia, Huesca, Vitoria, Málaga, …
Escrito en el año 1999.